martes, 9 de julio de 2019

LLANURAS DE LA SABANA (2º) (EN LAS)

UNA VIDA MENOR

Mientras rodamos por estas llanuras altas del Serengueti, descubriremos una serie de fauna menor, pero creo de gran valor poco contada cuando los reportajes se centran normalmente hacia los "Cinco Grandes" y alguno más de rebote.
Nuestro ojos no pueden perderse nada, pues todos las especies que se dejan ver a nuestro paso nos llaman la atención.
La vida salta por todas partes, lo mismo da que rodemos por el praderío, que nos acerquemos a los matorrales o a las pequeños bosques de pinchosas acacias.

Nuestra mirada vigilante no puede descansar tanto en el cielo como en los árboles o por tierra, pues por el cielo, en los árboles o por tierra constantemente descubríamos algún ser interesante e insólito para nosotros los europeos, tanto si fueran aves, mamíferos o reptiles. Cualquier presencia de vida es nueva para nosotros.





Las estancias en los campamentos nos dan la oportunidad de observar con más tiempo y detalle la vida alojada en sus árboles, pendientes de nuestras comidas, hasta el punto que han tenido que encerrar los comedores en unas auténticas jaulas, para evitar que las numerosas aves molesten con insistencia a los comensales: ¡impresionante!



Es común presenciar a los tejedores agrupados construir, con enorme habilidad, sus nidos colgantes sobre nuestras cabezas. Observamos su enorme gracia para trabar las fibras vegetales, dando forma esférica y con una entrada tubular para complicar la agresión de los predadores.




Otra de las aves más comunes apegadas al hombre, o no muy lejos, es el Mirlo sprebus supervus, de metálicos colores y buen tamaño, que no puede pasarnos desapercibido.



O en los arbustos con flor teníamos la oportunidad que aparecieran esas aves a nada de los colibríes americanos, vestidos de igual modo, con sus colores brillantes, metálicos, enjoyados, que libaban el néctar de las flores, con sus picos largos, curvados y de largas lenguas, los Nectarios.



O este otro tejedor de cabeza y pecho blanco, coberteras negras y zona anal naranja, le dan un aspecto muy particular, nada parecido a ningún ave europea, el tejedor búfalo (Dinemella dinemelli) que nos acompaña en nuestra acampada africana, y muchos más. 
Ya rodando por los prados aparecen una serie de aves, mamíferos menores e incluso reptiles, ademas de todos esas grandes especies  que ya he mencionado.

Chorlitejo banellus armatus

Un ave de fácil observación, nada asustadiza, es el Chorlitejo corona blanca, que corretea con rápidos e inesperados sprins, para atrapar los insectos de los que se alimenta.

Pero a peón aparecen entre la vegetación arbustiva gallináceas muy interesantes  atenta a los depredadores, alimentándose de semillas e insectos, como los francolines o las númidas, estas últimas con aspecto primitivo, que me recuerda al casuario, extraña ave de Oceanía.

Francolí


Francolí



Las Númidas, también llamadas gallinas de Guinea. 




Otra especie de estos prados, con porte muy particular, es la Avutarda de Kori, especialmente cuando por cortejo el macho se transforma espectacularmente, cambiando completamente su aspecto.


Avutarda de Kori (

Pero posiblemente, el ave más hermosa por su elegancia y extraordinario color y forma que nos aparecerá en la sabana es la Grulla coronada, una auténtica joya.
.





Su corona dorada siempre erizada le da una elegancia real.

Tras exterminar en el siglo XVII el ave elefante de Madagascar, con 700 kg y casi 4m de altura,  encontramos aún las Avestruces, las aves más grandes que en este momento pueblan en el Mundo. Elegantes, altivas, de enormes ojos y largas pestañas, pasean vigilantes por las llanuras en grupos familiares, manteniéndonos una distancia de seguridad, especialmente por la hembra con su numerosa pollada.


Sus cotizadas plumas blancas hoy estaban sucias por la lluvia, pero a pesar de todo seguían elegantes en aquella enorme cavidad del cráter N´Gorongoro.




Cuesta descubrir los pollos de la avestruz perfectamente camuflados con la hierba seca.

Otro adaptado a los terrenos de la sabana son los conocidos Facóqueros, estos jabalíes verrugosos con enormes colmillos, se desenvuelven perfectamente en estos terrenos, siempre acechados por el sigiloso leopardo. Su alimentación es particularmente herbívora y por ello es característicos verlos pacer en los prados de hoja corta o sacando raíces, arrodillados sobre las patas delanteras.





Uno de los depredador más eficaces cuando trabaja en grupo son las hienas.
Se las suele encontrar en clanes, con una hembra dominante, sembrando el terror especialmente por la noche.
Sus poderosísimas mandíbulas son capaces de triturar los huesos de sus presas. Son cazadoras, carroñeras y oportunistas. Su gran enemigo es el león macho, capaz de romperles el espinazo con un certero y fulminante mordisco, pues las leonas no tienen sus fauces tan grandes.



 En este caso, estas hienas manchadas ya están llenas,  y prefieren el refrescante baño a enfrentarse al adulto y bien armado facóquero que parece conoce la situación.



A la caída de la tarde y con la fresca, si no hemos perdido nuestra atención, con algo de suerte y buena vista, podremos descubrir estos curiosos zorros de grandes orejas que los caracteriza, por los alrededores de sus madrigueras, a la caída de la tarde.



Cerca de los árboles, por las acacias, encontraremos grupos familiares de macacos, siempre atentos a su principal enemigo, el leopardo.



Y otro de los mamíferos que pululan por la sabana son las mangostas, capaces de enfrentarse con cualquier ofidio, por peligroso que pueda ser, como las cobras, al disponer de unos reflejos tan rápidos que los ataques de estas serpientes las aprecian como a "cámara lenta".


La mangosta rayada, terror de las serpientes.





Esta família de mangostas enanas se han instalado en un enorme termitero.
Pero no podemos olvidarnos del Damán, este pequeño mamífero con dedos romos y "pezuñas" directamente emparentado con el elefante que forma un orden por derecho propio.




Y como reptiles os voy a mostrar ese enorme dragón, el Varano; y como serpiente venenosa la temible Cobra, que se une a los peligros de la sabana si bajas de los vehículos, y sobre las rocas, un lagarto de llamativos colores, el macho de la Agama mwanzae, que tolera nuestra proximidad, si nos acercamos sigilosamente.


El Varano un gran saurio, un dragón de estas tierras.


Las cobras, enormes y peligrosas serpientes de la sabana.


La Agama mwanzae  una verdadera joya entre los reptiles

Como apreciamos, la vida es muy abundantísima en la sabana, solo os estoy mostrando algunas de las especies contempladas en estas llanuras. En cualquier rincón nos aparecen especies diferentes que nos estimulan los sentidos, y nos hacen comprender la importancia de estas tierras salvajes que debemos respetar y conservar como seres humanos, como habitantes del Planeta Azul.

Fotografos: Luis Santamaría Malde, Manolo Ambou Terrádez

Manolo Ambou Terrádez

2 comentarios:

  1. muy bueno, Manolo. Ilustra a los que no tenemos mucha idea.

    ResponderEliminar
  2. Manolo eres un crack felicitaciones por todo lo que estás haciendo te dará mucho trabajo pero es precioso y

    ResponderEliminar