Entre los desiertos de Gobi y Taklamakan, en el
extremo Oeste de China, al Sur de Mongolia, se encuentra un sistema de
irrigación ancestral, Los KAREZ, de unos 2000 años de antigüedad, que hicieron
habitables uno de los lugares con el clima más extremo de la Tierra. Se trata
de una enorme depresión situada a 154 metros por debajo del nivel del mar,
llamado el Valle de las uvas.
Allí se encuentra Turpan, una ciudad uigur esencial
para el descanso de los comerciantes de La Ruta de la Seda.
Los mercaderes llegaban en gran número, con cientos,
miles de camellos, camelleros, escoltas y demás personal, que se detenían en
esta ciudad para reponer fuerzas y alimentos, convirtiéndola en una parada
clave en su largo periplo hasta Luyan, donde cambiarían sus riquezas por los
valiosísimos tejidos de seda, ya que Occidente desconocía su confección.
Este sistema de regadío sigue funcionando actualmente,
bajando las aguas del deshielo de la cordillera de Tian Shan, con picos
permanentemente nevados de más de 5400 metros de altura.
Parte Norte del desierto y al fondo la cordillera de Tian Shan. |
Las cada vez más frecuentes sequías, obligaron a este
pueblo uigur a resolver su aridez con un sistema muy ingenioso, realizado con
sencillas herramientas y muchísimo trabajo, una red con 5700 Km. de
canalizaciones subterráneas que bajaban el agua desde las montañas a estos
oasis de tan árida superficie.
Esquema de la construcción de los Karez. |
Los Karez, estas canalizaciones subterráneas, permitían eludir la inmensa evaporación y los movimientos caprichosos de las dunas de arena, que hubieran diezmado gran parte del preciado líquido, haciéndolo inviable.
Normalmente, la captura del agua se realizaba con un pozo inicial, que descendía hasta la capa freática. Una vez alcanzada, se perforaba a pico y pala una galería “gótica”, de 1,5 m de altura por 0,5 de anchura, con el suelo llano, por donde circularía el agua suavemente.
El agua, prácticamente de deshielo, debió hacer muy
duro el trabajo en las galerías por mantener su baja temperatura.
Pero para realizar semejante obra y asegurar la
respiración, excavaban solo un máximo de 30 m de galería, y con un nuevo pozo,
daban ventilación al siguiente tramo. Así, que para esos 5700 Km. de galerías,
se practicaron unos 172.300 pozos, que marcan la ruta de las conducciones por
la superficie en pleno desierto. Los más profundos llegan a los 20 m.
Detalle visto desde el satélite, donde apreciamos la línea de pozos de los Karez dirigidos a los campos al norte de Turpan. (Procedente de Google Maps) |
El desnivel en el suelo de las galerías debía ser muy
suave, para que la circulación del agua en ningún momento pudiera erosionar su
cauce, pues se echaría a perder la costosísima obra.
En el exterior, los pozos tienen amontonada la tierra
a modo de conos, como si fueran grandes hormigueros, que le dan un aspecto muy
particular, elevando de esta forma su boca, y evitar de esta forma, una posible
entrada de agua por lluvia, que lógicamente, destruiría la canalización.
Estos edificios aireados son los secaderos de uvas para hacer las pasas. |
El descenso de los poceros, su ascenso y la extracción
del material se realizaba desde fuera, utilizando una polea instalada en un
trípode de troncos y ayudados por un animal de carga y un cesto como
recipiente.
Con este sistema adquirían más de 800 millones de
metros cúbicos de agua potable al año, de excelente calidad.
El agua, llega a la población
sin contaminar y con extraordinaria frescura, como un milagro alcanza los campos donde se cultiva un inmenso emparrado que cubre todos los campos,
creando un microclima, que burla la dureza de las altas temperaturas que llegan
a alcanzar los 50º centígrados en verano.
Campesinos colgando los racimos de uvas para su secado. |
Hoy día, aún se consigue en Turpan, con este arcaico
método, 231 millones de metros cúbicos de agua cada año, que cubre las
necesidades de la población y con el riego producen una gran cosecha de uva,
que luego las convertirán en exquisitas pasas.
Este método de traslado de aguas, ha sido trasmitido
por los mercaderes de esta Ruta de la Seda y copiado en Irán y también en
Marruecos, captando las aguas al Sur del Atlas.
Espero que os haya interesado esta ancestral, útil y
magnífica obra china, poco conocida, al estar casi invisible bajo los desiertos
de Gobi y Taklamakan.
Planos de Google Maps, fotos y esquema del autor.
Manolo Ambou Terradez
Planos de Google Maps, fotos y esquema del autor.
Manolo Ambou Terradez
Muy bueno el articulo, la toma del satelite es ideal para seguir la ruta de los canales.
ResponderEliminarmuy interesante. desconocía esa obra. y las fotos y esquema, muy buenas, ayudan a entender mejor la gran obra de "chinos"
ResponderEliminarEstupendo artículo como siempre nos tienes acostumbrado. Efectivamente es una infraestructura fascinante, y resulta más increible todavía al pensar que se les ocurrió llevarla a cabo a aquellas gentes hace 2000 años. Enhorabuena.
ResponderEliminarUna suerte que hayas podido conocerlo de cerca. Cuando hay ingenio, no falta de nada
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