miércoles, 6 de julio de 2016

CASTILLO DE PERACENSE


UNA FORTALEZA SINGULAR


 Siempre ha sido para mí un placer viajar por ese entresijo de modestas carreteras que comunican a los pueblecitos de Teruel, diseminados por su alta geografía, donde se respira aire seco, puro, sin contaminar, que nos da la impresión que alimenta.
Esta vez abandonamos la Autopista Mudejar, en el valle del Jiloca, para circular por la carretera nacional, sin prisa, recordando todos esos pueblecitos, ahora olvidados del tráfico, de originales iglesias y campanarios, que firman la personalidad de cada uno de ellos.
A la altura de Santa Eulaia me desvío al Oeste para cruzar la sierra Menera, con intención de alcanzar un pueblecito muy particular llamado Ródenas.


Aun no había alcanzado Peracense, cuando comienzo a vislumbrar tras él, en lo alto de aquellas cerros, una silueta muy particular, de color rojizo, perfectamente mimetizada con el entorno de piedra arenisca, de rodeno rojizo.
Inmediatamente y cuando me lo permitió la estrecha carretera, detengo el vehículo fuera de ella y desde lo alto de la loma, dirijo mi teleobjetivo hacia aquella altiva construcción, encaramada sobre las rocas.


 Es un castillo y nada pequeño, escondido de siempre, a los viajeros que como yo, hemos atravesado tantos años, tantas veces el valle del Jiloca, sin anuncio alguno.

Minutos después atravesamos el pequeño pueblecito de Peracense, siguiendo las señales que ahora anuncian el castillo que lleva su nombre.

Ascendemos por una buena pendiente que nos introduce en un paisaje muy particular y hermoso, formado por esbeltas y redondeadas torres de rodeno rojo.
 Tras una revuelta, comienzan a aparecer las primeras almenas del castillo, caprichosamente construido sobre aquellas altivas paredes.


 Es una construcción espectacular en perfectísimo estado que otea gran parte del valle del Jiloca postrado a sus pies , como el pueblo.

Si por fuera nos gustó, cuando atravesamos la poderosa muralla por una puerta con arco de medio punto, y accedimos al interior, a la albacea, después de ascender por una fuerte rampa, comenzamos a apreciar la auténtica fortaleza, oculta a nuestra vista por las murallas.

Desde el adarve de la primera muralla, contemplamos la albacara y las irregulares defensas adaptadas a la roca.
La estupenda reconstrucción, casi inapreciable, estaba perfecta. Comprendimos el estupendo trabajo realizado en los años 1987, para absorber el paro, tras el cierre de las minas de Ojos Negros, que duraron una década. Un trabajo muy buen hecho, que casi nos ocultó lo viejo de lo nuevo.

El acceso al último bastión, se realizaba por un puente levadizo.
Se había construido aprovechando las irregularidades del terreno, que ampliaban su defensa, y le daban a la fábrica un aspecto irregular y muy original.
Solo necesitaba una muralla en ángulo recto para defender el flanco Sur y el Oeste, con un espesor de tres metros, almenada y con tres torres y saeteros, pues su atrevido emplazamiento le daban natural protección.

Aljibe en el segundo recinto.
En la albacara, aquella explanada, originalmente destinada para albergar la refugiada población, sus ganados y la caballeriza, encontramos una abundante colección de maquinaria de asalto, a tamaño real, que enriquecía el recinto, dejándonos una opinión realista de la dificultad, que con aquellos medios, pudiera asaltarse semejante fortaleza.
 Dos escaleras de madera nos elevan hasta el adarve, que recorre lo alto de toda aquella muralla defensiva y sus torres.


La construcción ocupaba unos 10000 metros cuadrados, divididos en tres niveles. Sobre la albacara y enfrente de la entrada se alzaba una nueva muralla irregular a la cual se accede por una torre cuadrada, que defiende la puerta y al tercer nivel, donde se encuentra el último bastión, residencia del alcaide, los aljibes, almacenes de armamento y alimentos, defendidos por un puente levadizo y acceso al interior muy angosto, por una escalera tallada en la roca.
No es mi intención desvelar más detalles de esta fortaleza, pues opino que os será grato descubrir vosotros mismos sus detalles, participando así en esa “aventura cultural”.

Aljibe en el techo del bastión.
No se dispone de documentación detallada de los orígenes como auténtica fortaleza, atribuyéndola a la época de dominación musulmana en los siglos X y XI. El Reino de Aragón la conquista en el año 1150 y más tarde fue ampliada y reforzada en el siglo XIV, convirtiéndose en uno de los puntos fuertes de la frontera con el Reino de Castilla.

NOTA:
Creo que este castillo se merece su anuncio de forma clara en la Autovía Mudejar A-23, lo mismo que en la nacional N-234, pues si no TAMPOCO EXISTE, como Teruel.

Fotografías del autor.

Manolo Ambou Terrádez

4 comentarios:

  1. Virguería de castillo. Nada como viajar para enterarse de lo que existe por esos lares. Buen artículo Manolo... ¡Como siempre!

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  2. Me ha gustado mucho. Enhorabuena por este artículo tan chulo.

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  3. Gracias por contarnos que existen estas joyas

    Javier Antolín - ADENE

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  4. Manolo, lo conocía antes de la restauración, ahora he vuelto al leer tu artículo.
    Ricardo. Corredor


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