jueves, 25 de octubre de 2018

MASACRE A LOS ZORZALES




LLEGA EL OTOÑO
CON EL 
MASACRE A LOS ZORZALES

Después de leer este formidable artículo, yo no lo hubiera hecho mejor. 
Excelente documento de lo que sucede todos los años con la llegada de estas aves en su migración a la Península Ibérica, donde miles de sádicos cazadores esperan impacientes hacer puntería con ellos, me he dispuesto a vocearlo, a contribuir con su expansión, aumentando así el conocimiento de esta lamentable afición que en algún momento, tendrá que estudiarse por la nefasta gestión sobre el zorzal por las dormidas autoridades.
Cada año aumenta la presión sobre estas aves debido a la escasez de otras piezas de caza menor, según nos cuenta David Sendra, técnico forestal, rehabilitador de fauna salvaje y defensor a ultranza de las aves. @sosvencejos

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El zorzal es el ave más masacrada en nuestro país, una tragedia desconocida para la gran mayoría de la población. Nadie habla del zorzal, nadie sale en su defensa.

Sus bajas se cuentan por millones todos los años, por muchos millones. Desde principios de esta década se matan entre 4.000.000 – 5.500.000 de zorzales todos los años.
50.000.000 de zorzales han muerto en la última década a manos de cazadores. En letras: cincuenta millones de zorzales.
Veinte millones más que en el intervalo 2006-2011 donde murieron 30.000.000 de zorzales a manos de cazadores.

No, el zorzal no está en auge poblacional, todo lo contrario, disminuye; el aumento reside en el número de cazadores de zorzales.
Si pusiéramos nombre a cada número se nos pondrían los pelos de punta. Eso sin contar las aves heridas o no cobradas. Si las contáramos: doblaríamos o triplicaríamos el número.
Millones de aves que apenas superan un bocado y que no sacan a nadie de pobre. Con excepción del fabricante de cartuchos…

Zorzal charlo (Turdus viscivorus) el más grande.

Millones de zorzales sucumben todos los años porque el 2% de la población española tiene ganas de afinar puntería, ni siquiera se trata de esa caza que tanto reivindica el sector cinegético donde el cazador camina muchos kilómetros con el perro y mata un conejo o una perdiz como mucho.
La caza del zorzal consiste en zumbar y zumbar y volver a zumbar desde un puesto fijo, la mayor de las veces desde una línea de puestos posicionados por la mañana en las zonas donde el zorzal desayuna y por las tardes donde duerme.

El hostigamiento es absoluto desde Pirineos al Campo de Gibraltar por que el zorzal es un visitante fiel de la Península Ibérica que baja a estos meridianos cuando aprieta el frío con la intención de pasar el invierno de la manera más digna posible.

El zorzal no se mete con nadie. Si la golondrina es primavera, el zorzal es otoño. Sin embargo, millones de tiros son disparados contra ellos, ese es el recibimiento que le dispensamos contra ellos, ese es el recibimiento que les dispensamos a estas aves que en el caso del alirrojo o el real, han volado miles de kilómetros desde las taigas rusas para alegrarnos el invierno a los ibéricos.

 --“No caben más zorzales en la nevera” decía las esposas de los parañeros de Castellón.



Los parayn estaban confeccionados con algarrobos podados especialmente en almenas, donde se les instalaban palitos con liga. Las aves, atraídas con su cantos, quedaban inutilizados para el vuelo al pegarse con la liga y acabar cayendo dentro de la jaula donde se les mataba.


Porque no solo de plomo moriría el zorzal, otro par de millones morían todos los años con este método; con trampas de costillas lo hacían otros millones. Quizás, estas artes tenían un poco antropológico porque suponían en el pasado la posibilidad de llevarse algo a la boca. Afortunadamente, las trampas para zorzales están prohibidas en el siglo XXI, sin embargo, la caza con escopeta no. Una modalidad de masacrar zorzales relativamente nueva motivada por la escasez de otras piezas. Esa es la gran desgracia del zorzal.

--“El zorzal no merece un cartucho” solían decir los cazadores cuando perdices, liebres y conejos abundaban.

De echo, hasta no hace mucho, los zorzales eran poco, el zorzal no despertaba interés. Pero claro, sin otras piezas que abatir, el zorzal se ha convertido en un subterfugio para matar algo cuando sales al monte.

Y vamos a peor, una nueva práctica llamada el ojeo de zorzal está en boga. Si aun cazador de los años 70 (mira si me ido poco en el tiempo ecológico) le hubieran dicho que décadas más tarde se realizarían ojeos de zorzal, se habría llevado las manos a la cabeza.

Pero la tragedia no acaba aquí, buena parte de nuestros árboles más emblemáticos cuentan con una estrategia donde el zorzal es pieza clave en la dispersión. Árboles como el tejo y la sabina, o arbustos como el enebro entre otros. ¡Ahí es nada!
También del mágico muérdago y en otras épocas del acebuche, abuelo de nuestros olivos.

El mirlo capiblanco (Turdus torquatus), de costumbres similares a los zorzales, también cae junto con ellos en estas matanzas.

--¡Eh, espera, espera! Gracias a nosotros, los cazadores, evitamos que las plagas de zorzales devasten los olivos y destrocen cosechas enteras. La sociedad debería darnos una palmada en la espalda por nuestra labor. 

Pues NO, no existe un solo estudio confirmando la incidencia negativa de los zorzales en los olivos. Es más, el zorzal tiene especial atracción por las olivas viejas, esas que están despachurradas en el suelo y no tienen valor comercial. Es un limpiador del suelo del olivo.

Por algún motivo biológico, seguro que justificado, los túrdidos buscan ese tipo de olivas.Y la labor no acaba aquí, el zorzal es un gran consumidor de caracoles y lombrices; un genial insectívoro con una gran inteligencia para consumir moluscos utilizando las piedras como yunque.
100 caracoles consume el zorzal de media al año. Multiplicado por cinco millones: quinientos de millones de caracoles se salvan de su control cada año porque un 2% de la población tiene ganas de disparar.

--No pasa nada, si hay muchos caracoles usaremos productos químicos y a otra cosa….

Precioso Arilo del tejo hembra, genial atrayente para las aves que provocan su expansión al digerir solo la parte blanda, dejando en condiciones de germinación la semilla con los ácidos de su estómago.

No me extiendo más, aunque podría escribir y escribir sobre el zorzal, un ave tan portentosa que es capaz de emitir más de 100 sonidos; un ave tan necesaria que nuestros árboles buscan al zorzal para completar su ciclo.

Sueño algún día con la prohibición de la caza de aves migratorias, son seres vivos que no son de nadie y son de todos, que no entienden de fronteras, que los ecosistemas necesitan y anhelan, que alegran con su llegada y entristecen con su marcha, pero te recargan con la esperanza de su reencuentro al año siguiente. 
Gestionar y aves migratorias es una contradicción, y si la máxima de la caza es la gestión cinegética, pido encarecidamente que se prohíba la caza del zorzal.
Y no solo: deberíamos elevar la migración de las aves a la categoría de patrimonio de la humanidad y dispensarles el trato de maravilla planetaria que merecen.

Por coherencia, acabemos de una vez con esta masacre contra natura.


Un zorzal charlo se alimenta con arilos de tejo. La naturaleza es tan maravillosa que en tejos que superan los dos mil años, éstos han recibido la visita de los zorzales desde los tiempos en que los años se medían antes de Cristo.

Esta extraordinaria foto de Warren Photographic es historia, pero sobretodo es vida.

David Sendra De Bona

Fotografías complementarias: Manolo Ambou Terrádez.

Esto es mi apoyo a su importante artículo.

Manolo Ambou Terrádez

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