miércoles, 1 de mayo de 2019

SAFARI SIN LOS CINCO GRANDES




AVES JUNTO AL AGUA

He comentado en mi anterior artículo "Kenia y Tanzania safari fotográfico" que en estas tierras hay más vida que en la de los cinco grandes, es obvio, pero si recordamos todos esos reportajes que constantemente nos muestran en televisión; maravillosos y elaborados por supuesto, da la impresión que se desprecia toda esa vida menor tan abundante en estos países, de una diversidad extraordinaria, digna de conocerse.

En mi primer viaje a Kenia, pude probar este "desprecio" al resto de esa fauna que no alcanza medidas extraordinarias, os lo cuento.

Nuestro vehículo preparado para estos terrenos recorría la sabana buscando alguno de los grandes que el guía nos quería ofrecer, para nuestro asombro y disfrute, cuando yo, al descubrir un ave bellísima junto a nosotros, di la alarma convenida.
-- ¡Stop, stop!-- Grite con premura para que el conductor detuviera el vehículo, y lo hizo.
Ante mi alarma el guía buscaba a nuestro alrededor con su aguda mirada y su experiencia el motivo de mi alarma, pero no encontraba nada.
--¿Donde, donde? -- Preguntó impaciente y confuso.
Pronto se dio cuenta que mi objetivo apuntaba a un sencilla y pequeña ave, posada indiferente en lo alto de un arbusto muy cerca de nosotros.
Era una bellísima carraca africana de admirables y brillantes colores, que yo aún no conocía.

Carraca (Coracias caudata)

Estaba claro. En estas tierras, en estos parques no se valora todo su enorme potencial de vida y belleza que contienen. La obsesión por los grandes eclipsa todo los demás, y para muestra un botón.
Si miramos la portada de la guía de aves para el Este de África "COLLINS FIELD GUIDE" comenzaremos a comprenderlo.
Más de 1.200 especies solo en estas tierras del este, pero faltan menores mamíferos, reptiles y todo lo demás, no dejarán de asombrarnos por su exotismo y nuestro natural desconocimiento.


Cualquier amante y admirador de la naturaleza, o como digo yo: cualquier mirón de la VIDA, de nuestro entorno natural, no quedará inmune nunca a semejante exhibición.
Lógicamente, en estos modestos artículos no puedo, o no debo agotaros con nuestras numerosas muestras de la vida, obtenida en estas tierras tan agraciadas. Así que lo del "botón".


Si nos acercamos a un humedal, a las orillas de un lago o un río, para contemplar a esos agrupados hipopótamos, inevitablemente contemplaremos a su vez,  gran número de aves ligadas con el agua que seguramente se encuentran a nuestro alrededor, mientras los grandullones bostezan y se pelean. 


En los prados, junto a las márgenes del río. unos grandes ibis, desconocidos para nosotros, buscan cualquier ser vivo que pueda atrapar con su enorme pico.


Cigüeña amarilla (Ibis ibis)

Sobre los hipopótamos algunas aves buscan parásitos escondidos en las grietas de su gruesa piel.


Crake negro (Limnocorax flavirostra)


Otros especialistas de limpiar parásitos, el pico de buey rojo (Buphagus erythorhynchus)

Una colonia de otra especie de ibis anida sobre la vegetación que sobre sale a modo de islas, quedando de esta forma más defendidos de los depredadores.


Ibis sagrado (Threskiornis aethiopicus)





Constantemente volaban buscando materiales que aportar a sus nidos y con ello podíamos apreciar más su belleza.



Un martín pescador mas grande que el europeo vigila desde una rama los peces que pululan bajo del agua.


Martín pescador: (Posiblemente sea Haleyon leucocephala

Parece que también los ánades se apresta para construir sus nidos. 


Pato de pico rojo (Anas eryhrorhynchos)

Estos gansos formaban auténticos islotes con las hojas de las plantas acuáticas para su puesta, en alguna ocasión recordaba haberlos visto en las orillas del Nilo.

Ganso egipcio (Alopochen aegyptiaca)

Este pequeño y delicado abejaruco posado en su rama, volaba raudo y veloz para capturar pequeños insectos sobre las cabezas de los dormilones hipopótamos.

Precioso abejaruco que aún no he podido clasificar.

Pequeñísima ave passeriforme especialista en comer diminutas semillas de gramíneas o incluso de la inflorescencia de los juncos con su pico fuerte y rechoncho, se confundía en sus revuelos con algunos insectos. 



Un ganso de alas rectas pastaba por el prado rasurado por los hipopótamos en la noche.

Ganso de alas rectas (Plectropterus gambensis)

Grupos de blancas garcetas se concentraban en la orilla junto con las cebras que llegaban para saciar la sed.


Garcetas (Ardeola ibis) y Cebras.

Cerca de nosotros, un ave de color terroso desdibujaba con el barro, pasaba desapercibida a nuestro lado por su inmovilidad, solo se presentó cuando se movió sobre una roca y pudimos descubrirla y apreciar su singular forma, especialmente de su cabeza, era el avemartillo.


El avemartillo (Scopus umbretta)

Estaba claro: casi sin movernos del lugar una variada y abundante fauna ignorada aparecía ante nuestros ojos, que interesados no daban tregua a las cámaras.
Una garza real, como la europea, a lomos de los adormilados hipopótamos, vigilabas las aguas donde los peces acudían a los excrementos que lanzaba, arponeándolos con enorme eficacia.

Garza real (Ardea cinérea)

Seguiríamos embobados con toda aquella diversidad que nos rodeaba sin apenas cambiar de escenario, satisfechos por nuestro trabajo fotográfico. 
Como tampoco podíamos quemar todas las horas en el mismo lugar, pues teníamos por objetivo primordial uno de los grandes que por la noche había estado a pocos centímetros de nuestra tienda, como os conté en "EL LEOPARDO", movimos nuestro vehículo hacia los llanos de la sabana, buscando unas curiosos y aislados montículos de roca, donde nuestro experto guía sospechaba que una hembra de leopardo escondía su camada.


Así que nos despedimos de aquella enorme charca, dónde seguían amontonados los enormes hipopótamos, que con sus impresionantes bostezos o amenazas, esperaban la noche para salir a pastar en aquellos prados del parque.

Fotos : Luis Santamaría - Manolo Ambou

Manolo Ambou Terrádez






















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