(Spheniscus magellanicus)
Al regresar de la "La Patagonia”, el territorio más austral de América, tuve la gran idea de hacer escala en Puerto Madryn (Argentina) para visitar la
Península Valdés y disfrutar de un encuentro cara a cara más sosegado con los
pingüinos que el que tuve durante mi navegación por el estrecho
de Magallanes; fue un acierto.
Su costa alberga una de las colonias más interesantes de
este pingüino del Sur, así que
pronto visitamos la Caleta Valdés que acoge a una enorme colonia de pingüinos.
Estas aves se citan anualmente para su
reproducción en los apostaderos donde excavan pequeñas cuevas para realizar las
puestas.
Durante la
expedición de Fernando de Magallanes, Antonio Pigafetta describió por primera
vez a estas extrañas aves incapaces de volar, que se movían por tierra de forma
torpe.
Costa de la Caleta Valdés |
Son de mediano tamaño, de unos 35 a 45 cm de alzada y unos 3
Kg. de peso. Esta especie de pájaro bobo tiene la costumbre de excavar pequeñas
cuevas en el suelo para mayor protección en su incubación y cuidado de las
crías.
En esta zona de nidificación había un trajín continuo de torpes pero elegantes paseantes. Unos se dirigían al mar y otros regresaban a sus nidos para relevar a su pareja en la incubación de los huevos durante 42 días, o para la alimentación y protección de los recién nacidos, pues ya habían comenzado las primeras eclosiones.
Cientos de de pingüinos protegidos en sus excavaciones incuban. |
Algunos se habían protegido doblemente excavando sus nidos
bajo las raíces de centenarios arbustos de esa costa maltratada por los
constantes vientos.
Eran muy confiados y en algunas ocasiones me permitieron acercar como pocos animales salvajes lo permiten. De todas formas estuvimos en guardia, pues debíamos respetar su poderoso pico y especialmente los golpes con sus aletas, capaces de rompernos con enorme facilidad cualquier hueso de nuestras extremidades.
Estar entre ellos con esta proximidad es algo sorprendente para cualquiera que acostumbra a observar la fauna, casi siempre a distancia o escondido desde los hides. Fue un auténtico placer.
Una ligera cama alberga en la excavación a la puesta. |
Se inician los primeros nacimientos. |
SE le llama Pájaro bobo por sus andares pero en el agua se convierte en un excepcional nadador.
LOS PINGÜINOS
18 especies de
esfenicidos forman este grupo de aves, que perdieron en época muy lejana su más
preciada facultad, la de volar.
La evolución ha trasformado a esta ave, de gran parecido, con los
araos ("pingüinos" del hemisferio Norte), con más depredadores que en el
Sur , en unos especialistas en “volar” pero ahora por el agua.
Parece no haberles importado perder esa cualidad para zafarse de los depredadores terrestres, invirtiendo toda su evolución en su extraordinaria y eficaz forma de vida en las aguas de los océanos australes. Así que prácticamente solo saldrán a tierra firme o al hielo firme, según la especie, para reproducirse, en momentos tan importantes como para la anual muda de sus importantísimas plumas y en algunos ocasiones en los descansaderos.
Sus cuerpos se han compactado, han adquirido con ello mayor densidad corporal, y han anulado sus sacos aéreos, sus huesos ya no requieren ligereza para poder volar, ahora los necesitan densos y fuertes para poder bucear y soportar los poderosos músculos que les permiten bracear con enorme energía en sus vuelos submarino que alcanzarán los 50 kilómetros por hora, o saltar en superficie como hacen los delfines.
La forma hidrodinámica de su cuerpo lo convierte en un auténtico proyectil, ha reducido su cuello, aproximándo la cabeza al tórax y dejando sus patas en el extremo opuesto que solo utilizará como timón en sus raudos y repentinos cambios de dirección, lo que las hace fuera del agua de torpe andar. Aquellas alas se han convertido ahora en poderosas aletas.
¿Y las plumas? Esto si que es importante.
Ahora las plumas
se han hecho muy cortas, rígidas y estrechas, con apariencia de escamas, pero
con una densidad enorme, llegando a poblar su piel hasta una docena de ellas
por centímetro cuadrado, sin dejar de cubrir ninguna zona del cuerpo, salvo sus
patas.
Como muchas otras aves, también poseen la glándula uropígea
que segrega un aceite con el que engrasan sus plumas, consiguiendo con ello
impermeabilidad y mayor deslizamiento en el agua.
Este plumaje es casi el responsable de resguardarlo del
frío, especialmente por su capacidad de retener bajo de ellas aire, pero la
grasa acumulada bajo de la piel, salvo en las alas y las patas, terminaran de
aislar muy eficazmente a estas aves de las extremas temperaturas que algunas
especien deben de soportar, especialmente las que han decidido adaptarse más al
Sur como el pingüino Emperador y el de Adelia.
¿Pero qué ocurre con sus aletas y patas que no disponen de
esa abrigo de grasa?
Pues lo han solucionado al independizar la temperatura de
estos miembros de la del resto de su cuerpo con una preferencia en su
distribución de sus vasos sanguíneos: la arterial más caliente y la venosa de
regreso al corazón.
Si nos fijamos en las diversas especies, advertiremos que sus colores son obscuros por la espalda y blancos por la parte inferior. Esto tiene un
motivo importantísimo.
Es una forma de pasar desapercibidos cuando los depredadores
dirigen su mirada hacia el fondo, al confundir el color de su espalda con la
obscuridad de las prefundas aguas y si el depredador dirige su mirada hacia
arriba, sus torsos blancos se perderán
con la blancura de la superficie.
La alimentación varía según las especies, pero está basada
en torno a crustáceos, peces y calamares, que llegan a capturarlos a
extraordinarias profundidades, superando los 100 metros durante sus largas
apneas de hasta 20 minutos.
Son pocos los depredadores terrestres que les alcanzan: el zorro colorado, el zorrino, el armadillo o en algunos casos las ratas. Durante su nidificación, les agreden sistemáticamente algunas gaviotas como la parda, la austral y la paloma antártica. Estos enemigos depredan más en los huevos o pollos desamparados.
Pero el enemigo para los adultos se encuentra en el mar:
Tiburones, orcas, lobos marinos, la foca leopardo e incluso el petrel gigante.
Respetando las limitaciones del parque, hay ocasiones para observarlos de cerca. El autor. |
Hoy día, esta singular ave, este pájaro bobo, ha quedado
como fauna protegida. Creo que ha sido un acierto.
Fotografías del autor.
Fotografías del autor.
Manolo Ambou Terrádez
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