LOS CUATRO LIMPIADORES
En mis andanzas por los Pirineos siempre me
ha llamado la atención el vuelo de los buitres. Esos veleros de plumas que
surcan el cielo con trazos en círculo al colgarse de las térmicas, o con
desplazamientos rectilíneos, a gran velocidad, sin aleteo alguno.
Tres
de ellos son enormes, aunque no lo parezcan, cuando los vemos volar en lo alto
a causa de la distancia, que siempre nos resulta difícil de calcular, si aun no
somos expertos.
En
algunos casos, cuando vuelan en solitario o en pareja, podríamos confundirlos
con el águila real, de planeos semejantes, pero estas, al no ser gregarias, solo
se las puede ver solas o en pareja.
Con el primer golpe de vista apreciamos que los buitres común y negro tienen la terminación de la cola casi recta, mas bien corta al compararla con la del águila real, y tanto el quebrantahuesos como el alimoche tienen un final, durante el planeo relajado, en "V", aun que durante ciertas maniobras pueden dejarlo completamente redondo.
Unos a otros se vigilan, y aunque estén
distribuidos a enormes distancias, es frecuente verlos reunidos a todos, cuando
alguno descubre el cadáver.
Hay una cualidad errónea que se le da a
estas rapaces, y es que descubres los cadáveres con su olfato, como lo hacen en
el mar los tiburones; no es cierto. Los buitres europeos, no tienen desarrollado
el olfato como para localizar cadáveres, los descubren por su excepcional vista.
El buitre negro (El más grande en el Continente Europeo) |
Eran buitres, buitres comunes, que cada vez
se les podía apreciar un poco mas su clásica silueta. Ya, más cerca,
descolgaban su tren de aterrizaje; era impresionante observar aquella reunión.
Minutos antes no podía apreciar nada en ese cielo azul tan puro, y en unos
momentos se había llenado de vida, de vida y muerte, pues la buscaban por los
prados del Noreste del Tobacor, por donde habían pastado los enormes ganados de
merinas solo algunas horas antes.
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Siempre hay alguna que se despeña. ¡Parecen tontas! – Me contaba enfadado algún
pastor.
Los buitres tienen un protocolo para localizar
los cadáveres, lo mismo que para devorarlos. Es una cadena de acciones
perfectamente ordenada.
Ante un cadáver, los primeros seres vivos en
llegar son las moscas, y si nos fijamos, algunas con colores metálicos muy
llamativos, que también tienen su misión; atraer a los córvidos, que les
abrirán el cadáver por algunos pequeños puntos, por donde estos insectos se
alimentarán mejor e instalaran apresuradamente sus larvas, que se desarrollan
con enorme velocidad, esperando, que con suerte, dure el cadáver algunos días,
antes que lo descubran los buitres y lo hagan desaparecer por completo.
Los córvidos, con sus revuelos, reflejos y contrastes de
colores, como la urraca (blanca y
negra) llaman la atención a los
vigilantes en las alturas, los buitres.
Hasta
ahora, los córvidos, solo han podido atacar en zonas blandas como los ojos,
lengua y poco más.
Buitre común llegando al festín. |
Ha llegado la alarma a las alturas. Un
buitre desciende bruscamente al lugar donde se encuentra el festín, provocando
que todos los demás vean su acción y se trasmita como las fichas de un dominó,
alcanzando la atención a individuos que se encontraban a muchas decenas de
kilómetros.
Pero el cadáver, su carcasa, aún puede estar
muy resistente a los picos de los buitres comunes (Gyps fulvus), especialmente si es de un gran animal y para ello se
necesita uno más poderoso y especializado, el del más grande y fuerte, el
buitre negro (Aegypius monachus)
Pronto abrirá el cadáver y al poco de tomar su ración, y de inmediato, se lanzarán en tropel los buitres comunes, que hasta ahora habían respetado la jerarquía. Hambrientos, introducen sus pelados cuellos buscando las blandas entrañas, en fiera disputa. Solo se detendrá el festín si aparece allí el águila real. Todos los buitres se retirarán ante ella, a pesar que tiene menor tamaño; es la real.
En pocos minutos, la carcasa del cadáver,
sea cordero, equino, vacuno, sarrio, jabalí etc. , se verá reducida por
momentos.
Ahora serán relevados por los alimoches y quebrantahuesos. |
Para
eso han esperado los alimoches (Neophron
percnopterus) mucho más pequeños, con pico largo y fino, muy especializado
para arrancar estos pingajos, como ahora lo intentan también los córvidos.
BUITRE NEGRO BUITRE COMÚN QUEBRANTAHUESOS ALIMOCHE |
Pero hay alguien más entre esta enorme
agrupación de carroñeros que espera paciente; el último de la cadena trófica, el
especialista en lo que ningún otro puede aprovechar todos esos huesos pelados, el
quebrantahuesos ( Gypaetus barbatus).
El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus): el último de la cadena. |
Mientras se elevan calculan las corrientes
de aire, y con enorme habilidad, acierta a estamparlos sobre las piedras
elegidas, como si fuera un auténtico bombardero.
Una vez estallado o desmembrado el hueso,
tragará los trozos con avidez, aprovechando también su apreciado tuétano. Su
organismo lo digiere todo.
.....se los llevará sujetos con el pico..... |
Ya no queda prácticamente casi ningún resto
del cadáver, solo algo de pelo, parte del cráneo, si este es de un gran animal,
lana y poco más. Pero hasta la lana se la llevarán los alimoches para confortar su nido. Estos animales se “inventaron” para ello, para que desapareciera
todo, incluso alguna enfermedad si la hubo. Su poderosísima digestión acabará
con todo. Son los grandes limpiadores de la naturaleza.
Durante la primavera, en la alta montaña,
podemos descubrir a los quebrantahuesos en vuelo rasante, en su rastreo por las
laderas, buscando los cadáveres de algún sarrio o cabra hispánica, sorprendida
por los frecuentes y peligrosos aludes de nieve.
Estas cuatro especies de Falconiformes se
pueden encontrar a la vez en el mismo territorio que albergue grandes roquedos
y arbolado, como ocurre en el pre-pirineo. Tres de ellos se instalan y anidan
en los taludes, menos el buitre negro que lo hace sobre los árboles, donde
confecciona grandísimos y confortables nidos.
A finales de otoño podemos ver volar
emparejados a las tres grandes especies de buitres. Vuelan en paralelo muy
juntos y realizan acrobáticas maniobras, a pesar de su gran tamaño. Pondrán un
solo huevo. Son el grupo de las aves más tempraneras para las puestas, que
puede iniciarse en diciembre, al empezar el invierno.
Quebrantahuesos en vuelo emparejado. Envergadura 245 - 272 cm. |
El
quebrantahuesos, esta bigotuda especie, ha permanecido en los cortados donde
descansa, se refugia y anida, a pesar de la dura climatología. El buitre común
suele elegir roquedos en niveles inferiores, algo más templados. Pero los
buitres negros preferirán las zonas arbóreas a menor altura.
Los alimoches, que pasaron el otoño e
invierno en el África transahariana, comienzan a llegar a la Península Ibérica
en marzo, tras cruzar el Estrecho de Gibraltar, para buscar sus roqueros
predilectos en niveles templados, e iniciar, sin pérdida de tiempo, los
arreglos del nido y las cópulas. Estos pequeños buitres, a diferencia de los
demás, pondrán dos huevos, pero su tendencia será en sacar adelante un solo
pollo, salvo que la obtención de alimento sea muy abundante.
El alimoche espera su turno. (Neophron percnopterus) |
También se han diezmado notablemente, con la
utilización de alimento envenenado para el control de depredadores en los cotos
de caza, y a través de sus cadáveres este veneno llega así hasta los
carroñeros.
El aspecto del alimoche es muy particular y pronto lo distinguiremos de los demás buitres. Envergadura 158 - 163 cm. |
Ahora, nuevamente, podemos admirar a estos
veleros en el cielo, volando sobre nuestras montañas, en los terrenos abiertos,
en nuestro bosque mediterráneo, enriqueciendo la extraordinaria fauna ibérica
con su importante función de limpieza.
Muy bonito Manolo.
ResponderEliminarInstructivo y motivador.
Sigue así.
Federico Gran.
Manolo felicidades eres el mejor sique asi. Angel Tirres.
ResponderEliminar¡ ...la VIDA, que conecta todo con todo ...! Así que a cuidarse y a cuidar
ResponderEliminarGracias Manolo por acercarnos una vez más a la naturaleza que nos rodea y que nos pasa desapercibida tantas veces.
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