En la entrada de la primavera, junto con
esos grupos de aves que comienzan a regresar al continente europeo, procedentes de África, aparece en
nuestros cielos una magnífica silueta clara, enorme, que planea magistralmente,
como si quisiera darnos envidia de su libertad.
Si somos
observadores y nos ayudamos con esos prismáticos, que deberíamos llevar en
nuestros paseos por el monte y así poderle sacar más partido a nuestra corta
visión de la naturaleza, descubriremos que tiene una cabeza prominente, grande,
mayor que las otras águilas.
Esta águila se cierne mientras localiza sus presas. |
Mientras vuela, de repente, al situarse en contra del viento, se queda quieta, se está
cerniendo.
Sus patas cuelgan y solo mueve
ligeramente las puntas de sus alas más o menos abiertas, según la intensidad
del viento. Hace el cristo, como si fuera un atleta.
Si
la observáramos en ese momento con un telescopio, situando la cruceta del
ocular en uno de sus ojos, podríamos apreciar que este no se mueve, pero si el
resto de su cuerpo que compensa las irregularidades del viento.
Poco a
poco irá cambiando de lugar, escudriñando minuciosamente todas las áreas que
ella supone o ya conoce, donde puede encontrar su presa.
La
especialización trófica de esta águila es tal que solo se alimenta de ofidios y
lagartos. Con esta costumbre evita la competencia con otras rapaces.
Captura
ofidios de todos los tamaños, a veces enormes culebras bastardas, que en sus
arrebatos, mientras agoniza, llegan a bloquear a la rapaz durante algunos
minutos, hasta que cesan sus movimientos convulsivos, reflejos.
La
técnica de bloqueo de la rapaz con sus patas es perfecta, seguida de una rotura
de las cervicales del ofidio con su fuerte pico. Luego la engullirá por la
cabeza y dejará parte de ella fuera colgando.
Su vista
es magnífica, posiblemente una de las mejores de la tierra. Los glóbulos
oculares son tan grandes, que su cráneo ha necesitado aumentar para alojarlos. Su
iris es hermosamente amarilla, de impresionantes mirada.
El dorso
es oscuro. Salvo su garganta y peto pardo, toda la zona ventral es clara. La
distinguiríamos de las Águilas pescadoras (Pandion
haliaetus), por que sus alas son mucho más anchas que la de esta otra
especialista en peces.
Es un
águila de las que denominamos forestales, al tener la costumbre de elegir los
emplazamientos de los nidos sobre árboles: en estas tierras encinas o pinos.
Como toda buen hembra de rapaz, después de sus descansos, regresa con su ramita para asear el nido. |
En
cierta ocasión y durante tres temporadas seguidas, pude realizar el seguimiento,
en el mismo nido, a estas tres rapaces forestales, ocupándolo la primera que
llegó, adelantándose en su viaje migratorio. Al cuarto año un incendio devastó
aquel pinar.
A los 45 días de incubación, el único huevo da origen a este inmaculado pollo. |
La
hembra incuba durante 45 días el único huevo y en algunas ocasiones también
participará el macho, especialmente en los momentos de alimentación de la
hembra fuera del nido.
El macho
aparece planeando por la zona, portando en su buche una nueva culebra
parcialmente engullida, quedando a la vista solo su cola que latiguea.
La hembra o el propio pollo tirarán del ofidio, para facilitarle al macho su regurgitación.
Si el
pollo es pequeño será cebado con menudos trozos, pero cuando ya tenga unos
treinta días, intentará engullirlo como sus progenitores, entero.
El pollo ya crecido potencia sus alas elevándose sobre el nido. |
El
solitario aguilucho, a partir de los dos meses, ya plumado y algo aburrido,
comenzará a inquietarse y realizará fortísimos aleteos que le preparan para
abandonar el nido.
Una o
dos semanas después saltará del nido, para unirse con sus progenitores en esos
vuelos de elegantes planeos, allá en lo alto, mientras lanza sus lastimeros
reclamos y embellecen, aun más nuestros cielos.
Fofografías del autor.
Manolo Ambou Terrádez
Como siempre muy interesante.
ResponderEliminarMuy bien Manolo. A ver si poco a poco vamos aprendiendo algo de esta naturaleza antes de que acabemos con ella."Enhorabuena".
ResponderEliminarPepe Durán
Ya me estás dando envidia, a ver si me buscas una para mí, je, je. Serán uno de mis próximos objetivos. Un saludo.
ResponderEliminarCuanto las amas, buen artículo.
ResponderEliminarMagnificas fotos y artículo, enhorabuena Manolo.
ResponderEliminarY este artículo puede ser simplemente una pequeña parte de la punta del iceberg...
ResponderEliminarManolo, deleitanos!
Bonito de verdad, siempre aprendo algo nuevo con tus reportajes. Muchas gracias Manolo.
ResponderEliminarGracias, realmente exquisito, me encantan tus trabajos de campo Manolo, a seguir así.
ResponderEliminarSaludos